El Delta del Ebro, un destino para disfrutar

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El Delta del Ebro es un paraíso en sí, en especial la zona sur, ya que gran parte de este terreno es un parque natural protegido: El Parque Natural del Delta del Ebro. Está situado en la comarca del Montsià, fronteriza con la Comunidad Valenciana. El Delta del Ebro es una tierra bañada por el Mar Mediterráneo y el río más caudaloso de la Península Ibérica. Esta zona se caracteriza por la belleza y el contraste de sus paisajes, así como por sus productos gastronómicos, base de una cocina variada y de calidad.

La riqueza natural del Delta se refleja en la variedad de actividades que se pueden desarrollar en este territorio: Desde paseos a pie o en bicicleta hasta la práctica de deportes acuáticos como el Kitesurf, la pesca, el esquí acuático o la vela, sin olvidar la cantidad de excursiones culturales o visitas guiadas atractivas, como la de los viveros de mejillones y ostras, con degustación incluida. Otro de los grandes atractivos de este territorio son los festejos taurinos que se suceden a lo largo del verano en casi todos los pueblos, no solo del Delta sino también de Las “Terres de l’Ebre”. Los ya conocidos “correbous”, que acogen desde “los encierros” al puro estilo sanferminero, hasta el famoso “el bou embolat” o el “bou capllaçat”.

Pero lo que más apreciado por el turista son sus playas, no masificadas e incluso algunas de ellas vírgenes. A parte de las playas que encontramos en los municipios de Alcanar, San Carlos de la Ràpita, l’Ampolla o l’Ametlla, en las dos márgenes de la desembocadura del Ebro, son destacables las inconmensurables playas de La Punta de la Banya y de La Marquesa, de varios kilómetros de longitud, cada una de ellas.

El Delta del Ebro es la mayor zona húmeda de las tierras catalanas. Con sus 320 km2 de superficie, constituye el hábitat acuático más importante del Mediterráneo, después de la Camarga (parque regional del Sureste de Francia), y el segundo de España, tras el Parque Nacional de Doñana. El Delta del Ebro posee una fauna que le acredita como la mejor de la zona mediterránea en aves.

Pero, además, el Delta del Ebro acoge el Parque Natural del Delta del Ebro, que tiene una superficie total de 7.736 ha., 5.316 de las cuales corresponden a la comarca del Montsià (hemidelta derecho) y 2.420 ha. a la del Baix Ebre (hemidelta izquierdo). Comprende las lagunas de Les Olles, El Canal Vell, El Garxal, L'Alfacada, La Platjola, La Tancada y L'Encanyissada, las islas de Buda, Sant Antoni y Sapinya, las penínsulas de La Punta de la Banya (Els Alfacs) y El Fangar, los Ullals de Baltasar y los yermos de Casablanca. Aquí conviven miles de especies animales, especialmente aves marinas, de las cuales más de un centenar son autóctonas. El Delta del Ebro alberga también 316 especies de aves comunes y 360 aves registradas de las 600 existentes en Europa.

Toda esta gran variedad de aves ha motivado un auténtico movimiento turístico, el denominado “birdwatching”, turismo dedicado a la observación de las aves. El Patronato de Turismo de la Diputación de Tarragona, conocedor de la importancia de este sector, ha incluido en sus programas de promoción este tipo de turismo que tan solo en Europa mueve más de 20 millones de persones interesadas en este tipo de actividad.

Las poblaciones más importantes del Delta para ser visitadas por su cultura, historia, monumentos, fiestas, tradiciones populares y gastronomía son: Amposta, L'Ametlla de Mar, L'Ampolla, L'Aldea, Alcanar, Les Cases d'Alcanar, Camarles, Poblenou, Deltebre, Sant Carles de la Rápita y Sant Jaume d'Enveja.

San Carlos de la Rápita es la puerta de entrada a la Bahía de Los Alfaques. Combina los encantos del Mar Mediterráneo con la riqueza del parque natural del Delta del Ebro. Su gran riqueza gastronómica está basada en los productos del mar, sobre todo en los langostinos, producto estrella de la lonja que contribuye a consolidar a la Rápita como destino del turismo gastronómico que forma parte de la red “Saborea España”. Pero “La Ràpita”, como la conocen los lugareños, no solo es gastronomía sino también un destino ideal para grandes deportistas. Posee una estación náutica que permite la contratación de todo tipo de actividades relacionadas con el agua y la tierra.

deltaebro03Amposta es la capital de la comarca del Montsià, la comarca central del Delta del Ebro. Esta población es rica en cultura. Tiene dos grandes bandas de música y un museo: El Museo de Las Tierras del Ebro, inaugurado el pasado mes de diciembre. Este equipamiento acoge la exposición permanente “Las Tierras del Ebro: desde la Prehistoria a la Edad Media” y la muestra “El Ebro, camino de agua”. En esta población es digno de visitarse el Puente Colgante más antiguo de España, destruido en la Guerra Civil, y reconstruido posteriormente con sus puntos de sujeción originales.

Lindando con el Delta, pero como la población más importante de Las Terres de Ebre, se encuentra Tortosa, población de grandísima importancia en la Edad Media y en tiempos del Renacimiento. Quizás por este motivo desde hace unos años ha instaurado “La Fiesta del Renacimiento”, que recrea aquella época. Tortosa posee una rica historia y un no menos importante Patrimonio artístico y cultural: El Castillo de la Zuda, hoy convertido en Parador Nacional de Turismo; la Sede Episcopal, con una relevante catedral gótica y con una fachada barroca; y varios palacios y edificios modernistas como el Palacio Episcopal, los Reales Colegios o el Convento de Santa Clara, museos y archivos históricos.

Las Terres del Ebre comprenden 4 comarcas que albergan 54 municipios de singular belleza. En la Terra Alta destacan: Arnés, Horta de Sant Joan, Corbera d’Ebre, Gandesa y Vilalba dels Arcs, todos ellos con gran protagonismo en la Guerra Civil española y que hoy están vinculados a la ruta creada en memoria de la guerra, la Batalla de l’Ebre.

En la Ribera de l’Ebre se encuentran: Ascó, Miravet, Mora d’Ebre y Ribarroja, muy vinculados a los atractivos del río. También vale la pena visitar Tivissa y Rasquera.

En la comarca del Montsià sobresalen las poblaciones de Ulldecona, Santa Bárbara y La Sénia. Y en el Baix Ebre se halla Xerta, que acoge el Azud, monumento de ingeniería hidráulica en el curso del río, empezado a construir por los árabes en año 994. Esta población cuenta con uno de los tres restaurantes con estrella Michelin de la provincia de Tarragona, el “Racó de l’Indià”.

Otras poblaciones pintorescas son Roquetas, con su Observatorio de reconocido prestigio internacional destinado a estudiar los movimientos sísmicos del planeta, que cuenta con una base permanente en la Antártida. También destaca Benifallet por sus cuevas de estalagmitas y estalactitas; Paüls y Alfara de Carles, ubicadas en las estribaciones de Monte Caro, que con sus 1.442 metros es la montaña más alta de Tarragona; poblaciones estas últimas que forman parte del Parc Natural del Ports, el segundo de los parques naturales de estas tierras.

El turista que visita el Delta del Ebro se encuentra, a menos de cien kilómetros de distancia, una variopinta oferta de lugares para visitar y complacer los gustos de los más exigentes. Así, el turista puede dedicar un día completo a visitar Tarragona, la Antigua Tarraco, que fue en su día una de las ciudades romanas más importantes del Mediterráneo y cuyos monumentos han merecido el reconocimiento de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Pero Tarragona no solo posee monumentos romanos (Muralla, Pretorio, Circo Romano, Anfiteatro Romano, Puente del Diablo, Torre de los Escipiones, Forum...), sino que también cuenta con una Catedral de gran relevancia, obra de los siglos XII-XIV, de estilo gótico digna de admiración, como lo puede ser el Museo Nacional Arqueológico, el Museo de Arte Moderno o el Museo y Necrópolis Paleocristiano.

No menos importancia tienen los tres monumentos que acoge la Ruta del Cister: Los monasterios cistercienses de Santa María de Poblet, Santes Creus y Vallbona de les Monges. El de Poblet es el más grande de la Ruta del Cister y el único de los dos masculinos que conserva la comunidad de monjes. Es el conjunto cisterciense más grande de Europa y declarado desde 1991 como Patrimonio de la Humanidad. El de Santes Creus es el que reproduce con mayor fidelidad el plan bernardino de construcción. No tiene vida monástica, y el visitante puede adentrarse de lleno en cada una de las dependencias del espléndido cenobio.

Vallbona de les Monges acoge el cenobio femenino más importante de Cataluña. Declarado monumento artístico en 1931, el visitante puede alojarse en su cuidado hospedaje. Otros lugares con grandes atractivos son: En Salou y Vila-seca, el complejo lúdico de Port Aventura, complejo que acoge el parque temático que lleva su nombre y el parque acuático Costa Caribe. Este complejo cuenta con 5 áreas temáticas. En total Port Aventura ofrece más de 30 atracciones, con 100 representaciones diarias de espectáculos; 75 puntos de restauración y 28 tiendas. El complejo sigue creciendo, con la construcción de la montaña rusa más grande de Europa, y cuenta también con varios campos de golf y cuatro restaurantes de 4 estrellas.

La población de Cambrils con sus más de 200 establecimientos hoteleros y de restauración está considerada como la capital gastronómica de la Costa Daurada. La población de El Vendrell centra su oferta en la cultura y especialmente con todo vinculado con Pau Casals: El Museo, la Casa Natal y el Auditorio, y también con la espléndida Casa Museo Ángel Guimerá y el Museo Deu.

Otras poblaciones de Costa Daurada dignas de ser visitadas, principalmente por sus playas, son: Altafulla, Torredembarra, Cunit, Creixell, Roda de Bara, Calafell, Salou y La Pineda / ELIAS PUJOL PONS.


Turismo de calidad en el Delta

JOSEP POBLET I TOUS
Presidente de la Diputación de Tarragona.

En las Terres de l’Ebre encontraran playas extensas y tranquilas, los espacios vírgenes del Parque Natural del Delta del Ebro o las montañas del Parque Natural de Els Ports. Si prefieren descubrir el patrimonio, pueden optar por visitar las pinturas prehistóricas declaradas Patrimonio de la Humanidad o fortificaciones imponentes construidas por árabes y templarios. Si lo que les entusiasma es conocer la cultura popular, un paseo por los pueblos marineros o por las villas de montaña les ayudaran a comprender el carácter de la gente. Los cuatro palos de la baraja de Terres de l’Ebre – el Baix Ebre, Montsià, Ribera d’Ebre y Terra Alta – se reparten en el mantel meridional de Catalunya y brindan al jugador una partida inolvidable.

Desde el Mediterráneo hasta los puertos del interior, el viajero encontrará en las Terres de l’Ebre algunos de los mejores lugares de la Península para disfrutar del turismo de naturaleza. Y es que el 35% de su territorio se encuentra bajo la figura de protección Red Natura 2000. Playa y montaña, bosques de ribera y dunas, arrozales y rocas que alcanzan los 1.400 metros. De todo hay en Terres de l’Ebre, desde la sierra del Montsià, Pàndols y Cavalls, Cardó hasta la Reserva Natural de Sebes y el Meandro de Flix en el río Ebro. Pero el interés medioambiental de Terres de l’Ebre no acaba aquí, ya que alberga dos parques naturales: el Delta del Ebro y Els Ports, que son destinos imprescindibles para los aficionados a la ornitología.

El Delta del Ebro, con sus 320 km2 de superficie, constituye uno de los hábitats acuáticos más importante del mediterráneo occidental. Dunas, bahías, salinas y lagunas dan forma a una zona de una belleza paisajística incomparable. La riqueza de su fauna y flora lo hacen único y excepcional, y las aves y las especies vegetales, tanto de ecosistemas líquidos salados como de agua dulce, son uno de los grandes atractivos de este gran espacio singular. Los visitantes que se aproximen a esta zona, declarada parque natural en 1983, tendrán la ocasión de disfrutar de unas vistas privilegiadas a través de la red de miradores del parque. Visitar el Delta es toda una experiencia que no se puede olvidar fácilmente.

De este paisaje irrepetible, variado legado cultural e identidad histórica, nace una personalidad única. Sin duda hay que venir a Terres de l’Ebre para descubrirlo...