Castilla-La Mancha: Naturaleza monumental

Castilla-La Mancha: Naturaleza monumental
La Región invita al visitante a recorrer sorprendentes lugares como Lagunas de Ruidera, las Tablas o las Hoces del Cabriel

TurismoCLM1Castilla-La Mancha se va transformando a lo largo y ancho de su extensión y ofrece al visitante la posibilidad de disfrutar de uno de los mayores y más espectaculares territorios, en el que se dedica una gran superficie a parques y reservas naturales. Aquí se suceden ecosistemas singulares que invitan a recorrer rincones sorprendentes, conservados casi vírgenes: Lagunas de Ruidera, Alto Tajo, Tejera Negra, Tablas de Daimiel, Cabañeros, Hoces del Cabriel... Pero también dispone de una gran riqueza monumental y artística.

 

La diversidad y la heterogeneidad en el paisaje son las normas que reinan en la geografía de esta Región. La Gran Llanura de la Mancha, acaso la comarca natural más homogénea y extensa del país, es la que configura el núcleo central y el soporte físico de ese sueño genial que Cervantes nos legó hace ya 400 años. No menos importancia poseen sus montañas que, aunque relativamente poco elevadas, acogen una riqueza y variedad geológica, geomorfológica, hidrográfica y biogeográfica singular. Así, podemos disfrutar de los venerables Montes de Toledo, la misteriosa Serranía de Cuenca, la atractiva Sierra de Alcaraz, las agrestes Tierras de Ayllón y el histórico Valle de Alcudia.

Los paisajes van desde los Volcanes del Campo de Calatrava hasta las áridas pseudoestepas del Sureste de la Región, pasando por complejos hidrográficos tan singulares como las Lagunas de Ruidera o las Tablas de Daimiel. Dos ejes fluviales la surcan de Este a Oeste: el honorable Tajo y el escurridizo Guadiana, a los que hacen compañía el Júcar y el Segura, que drenan el Este de la Región hacia el Mediterráneo.

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Esta vasta Región, que ocupa la Submeseta Sur, tiene una extensión de 79.226 kilómetros cuadrados,  la tercera de España. Su más de un millón setecientos mil habitantes se distribuyen en cinco provincias, Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo. El devenir histórico ha dejado importantes rastros en forma de magníficos conjuntos histórico-artísticos, algunos de ellos declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: el multicultural Toledo y la mágica Cuenca.

Aún así, no le van a la zaga núcleos como Almagro, Villanueva de los Infantes, Molina de Aragón, Campo de Criptana y tantos otros rincones y lugares que ofrecen al viajero un sitio donde reposar su cuerpo y descansar su mente bajo la vigilancia de Sancho, el mejor de los escuderos conocidos, cuyo espíritu deambula aún por estas tierras.

TurismoCLM2Sus rutas turísticas como las del Dolmen de Puente del Arzobispo (Toledo) son muy atractivas para los viajeros. Del románico del norte de Guadalajara hasta la ruta de El Quijote por los llanos de la Mancha, pasando por las Lagunas de la Mancha, una de las áreas de mayor concentración de avifauna de la península, las cuevas y abrigos prehistóricos de Los Casares, Fuencaliente, Alpera, Villar de Humo o Nerpio; las poblaciones de Almagro, Ocaña, Sigüenza, Alcalá de Júcar, Ciudad Real, todo está calificado como verdaderas joyas del patrimonio artístico. Castilla-La Mancha está muy bien comunicada, con el AVE en su línea Madrid-Sevilla, que tiene paradas en Ciudad Real y Puertollano, y sus anchas carreteras que une la red de más de 800 establecimientos hoteleros.   

El turismo rural está en alza y los alojamientos están al alcance de la mano para visitar escenarios del Turismo Activo como el nacimiento del Río Mundo, en la provincia de Albacete. El senderismo, cicloturismo, rutas ecuestres, piragüismo, escalada, puenting, parapente, la caza y la pesca, se practican en esta amplia Comunidad.

 La cocina castellanomanchega es abundante y sabrosa, variada como su geografía y contundente, pues su origen es pastoril, basada en productos de la tierra. Muchos de los platos tienen su elemento diferenciador en la condimentación. El famosísimo queso manchego, de oveja, elaborado con técnicas artesanales, el aprovechamiento de productos naturales: verduras, legumbres, frutas y hortalizas; la abundante caza (mayor y menor) y unos maravillosos vinos: tintos, blancos, claretes, rosados, ligeros o fuertes, hacen la delicia de la estancia. El plato típico  es el morteruelo -hígado de cerdo rallado, liebre, perdiz, gallina, jamón, manteca de cerdo, nueces y especias- y los zarajos -trenzado de tripas de cordero-, asado al horno sin olvidar el cordero al horno y en caldereta, las truchas, los cangrejos de río y el gazpacho manchego.

El Parque del Alto Tajo, Las Lagunas de Ruidera, el Parque de Cabañeros, Las Tablas de Daimiel y la Reserva Natural de  las Hoces del Río Cabriel son dignos de visitar.

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