Carintia: El turismo tranquilo de Austria
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- Publicado: Viernes, 31 Julio 2015 22:48
- Escrito por Carlos García
Los españoles empiezan a descubrir el sur de Austria para pasar unas vacaciones inolvidables. Es en el Estado de Carintia, en una histórica franja austriaca que ofrece un armonioso paisaje de azul y verde, de lagos y montañas, donde se asientan monasterios y castillos medievales, dignos de las más maravillosas aventuras.
El sur de la región de Carintia descubre su historia a través de los pequeños pueblos que la componen, al pie de los Alpes, en el límite de Italia y Eslovenia. Más alejadas del mapa aparecen, a la izquierda Suiza y a la derecha Hungría. Y de estos países, y de los vecinos del norte, Alemania, llegan la mayoría de los turistas a pasar las vacaciones en este nuevo paraíso. Y también del resto de Austria. Porque Carintia constituye todo un descubrimiento. Es el turismo tranquilo. Incluso hay algunos lugares donde es la primera vez que les visitan españoles. Pero este es el inicio del conocimiento de unos enclaves muy distintos y atractivos para visitar.
A Carintia se llega por la autopista A2 y también por ferrocarril, en los cómodos trenes que la OBB austríaca pone a disposición de los viajeros. Se tarda algo más de tres horas en llegar de Viena a Klagenfurt, la ciudad del dragón.
Klagenfurt es la capital del Estado de Carintia. En julio, muchos de los 93.000 habitantes y también los turistas están en el lago, gozando de los baños estivales. Es el lago glacial Wörthaersee, uno de los principales atractivos turísticos del país. A su alrededor se extienden bellísimas montañas, cubiertas de bosques que ofrecen un marco incomparable y único. En sus márgenes aparecen plataformas para que los turistas puedan zambullirse en las límpidas aguas verdeazuladas, al calor del sol. Las embarcaciones surcan los 19,39 kilómetros cuadrados del lago, de 16,5 kilómetros de largo, y en sus orillas se asoman bellas mansiones y magníficos hoteles, como el nuevo Seepark Hotel Congress & Spaa, y significados restaurantes como el María Loretto. No hay mejor premio que cenar en la terraza de este restaurante observando las puestas de sol, cuando la luna aparece tímidamente para iluminar de plata el límpido espejo de agua.
El agua es de gran calidad en Klagenfurt. Y brota mansamente de las fuentes. De la de Wörtherseemandl, cuyo enanillo hace las delicias de los niños en la calle. La leyenda cuenta que el enano, harto de que se rieran de él los borrachos, abrió su barril y manó agua hasta convertirse en el lago. Es el creador del lago Wörthersee. Y la Fuente de Lindwurm, del dragón, que impone a los turistas por su historia, en la Neuer Platz (Plaza Nueva).
La Fuente de Lindwurm es el símbolo de la ciudad. Fue cincelada en el siglo XVI, en una sola pieza de piedra, extraída de la colina de Kreuzbergl. Representa un dragón de cuya boca sale agua, y la figura de Hércules, que le hace frente. Según una antigua leyenda, el dragón vivía en la zona y se alimentaba de las muchachas que encontraba por los alrededores. Los vecinos pusieron trampas para capturar al dragón, a base de cabras, un buey y un gran anzuelo, pero sólo Hércules pudo capturarle y darle muerte. La leyenda decía que “si mataban al dragón, la ciudad podía ser libre y rica”.
Desde una de las colinas de la montaña, de 850 metros de altura sobre la orilla sur del lago, se levanta la torre de observación Pyramidenkogel, de 54 metros de alto. Se sube en ascensor y se puede bajar en un tobogán, cuya caída dura 20 segundos. Desde arriba se disfruta de unas vistas maravillosas del lago y sus alrededores, con las islas y las casas de verano de las familias adineradas.
Una de estas familias es la del compositor bohemio Gustav Mahler, que vivió en el Palacio Magueregg, una gran mansión con bellos jardines, que ahora se utiliza para eventos como bodas, fiestas y banquetes.
En una vieja camioneta de época los turistas llegan desde Klagenfurt al Palacio, después de una gira por la ciudad. En el centro hay abundantes terrazas para tomar buenas cervezas locales y degustar platos típicos, algunos a base de setas de temporada, que están exquisitas.
En la taberna Bierhaus Zum Augustin se sirve pronto y reina un ambiente distendido y amigable. Los austríacos de Carintia son muy abiertos, afables y hospitalarios. Y siempre te recomiendan una sopa, a la que los austriacos son muy aficionados y la toman incluso en verano, aunque haya calor. Hay exquisitas sopas de cebolla, de huevo y de cualquier otro alimento, así como el típico filete empanado vienés, el “Schnitzel”, el goulash húngaro...
Desde la capital de Carintia se pueden realizar distintas excursiones a lugares tan atractivos como St. Georgen Am Längsee, Friesach, Gurk, Althofen y St. Veit/Glan.
Otro magnífico lago, el Längsee, se extiende por las laderas de la montañas hasta las tierras del antiguo monasterio St. Georgen An Lämgsee, de tres hectáreas, fundado hace más de mil años. Ahora está rehabilitado como un hermoso hotel con las comodidades modernas en un ambiente medieval.
Y cerca del milenario monasterio se ubica el castillo Burg Hochosterwitz, una impresionante fortaleza mencionada por primera vez en documentos del año 860. Y desde el siglo XVI es propiedad de la familia Khevenhüller.
El responsable del castillo, Karl Khevenhüller-Metsch, recibe a los ilustres visitantes y les enseña el camino hasta la cima, pasando por 14 puertas. Cada puerta constituía un punto de resistencia que se podían aislar mediante puentes levadizos. En la cima, un enorme patio de armas, se extiende amplio, con árboles y un restaurante al aire libre. Alrededor se ve la fragua, donde el herrero hace las armaduras para los soldados de la Guardia Suiza del Vaticano y distintas armas y cajas fuertes medievales. Famosos pintores como Herdin Radtke, artesanos, y guías, como Carmen, muestran los atractivos de la fortaleza, que jamás fue tomada por ningún adversario.
En las salas de armas, abiertas al público, se observan armaduras, armas de fuego, ballestas, puñales, espadas, cuadros de gran valor, propiedad de la familia de origen español, que sirvió a las órdenes del emperador Carlos I de España y V de Alemania. Carlos Khevenhüller habla perfectamente el español y es empresario en España y en la India.
En el castillo se ofrece un amplio programa cultural, con conciertos, exposiciones de arte, fiestas culturales y tradicionales que invitan al visitante a profundizar en su historia y disfrutar de su diversidad.
Desde el monasterio se puede ir en bicicleta hasta las inmediaciones del castillo. Y para los más cómodos hay bicicletas eléctricas.
Para cenar, no hay mejor que una buena trucha de los ríos y lagos de Carintia. Es sabrosísima, tersa y fresca, en el restaurante Rathaus.
Del castillo a Friesach, una ciudad de las más antiguas de la región de Carintia, hay pocos kilómetros. Al lado se encuentra Burgbau Friesach, una insólita experiencia arquitectónica. Se trata de levantar un castillo medieval a la antigua usanza. Ni electricidad mi motores, solo el esfuerzo humano con la ayuda de los animales. Empezó hace seis años, con materiales naturales, piedra, madera, arena y cal, con hierros forjados. Trabajan cincuenta obreros y terminarán dentro de 40 años.
Un museo de la historia de Friesach se ubica en un castillo al lado de una fortaleza también medieval, con armas y recuerdos milenarios.
La visita por el centro de Friesach es acogedora. Y para reponer fuerzas lo mejor es la degustación de chocolates, tartas y bombones, copas de frutas y helados y otras exquisiteces en el Café Craigher.
Cerca se encuentra el pueblo de Gurk, donde el Duomo o catedral aparece imponente con sus dos torres con cúpulas de cebolla. La basílica es considerada como una de las más representativas iglesias románicas de Europa. Construida entre los años 1140 y 1200 se compone de una nave, una cripta y tres ábsides. La cripta, con 100 columnas (que semejan a la mezquita de Córdoba) es la parte más antigua. En su interior se conservan las reliquias de Santa Enma.
En Althofen se encuentra el restaurante de uno de los chef más renombrados de Carintia, Gottfried Bachler, que presenta una gastronomía muy cuidada, moderna y tradicional, plena de sabores, con alimentos de la región. Con vinos de Carintia. Como aperitivos, hígado de ciervo, con virutas de cecina, mermelada de arándanos y salchichón. Un jardín a base de ensalada, corvacho fresco, tomate, queso y finas hierbas, mouse de verdura, gelatina de frambuesa, remolacha y jamón de oca. Sopa de verdura con pasta rellena de pulmones y corazón de ternera. Carne de ciervo, con albóndigas de pan, huevo y salsa de champiñones. Mouse de chocolate y helados, fresa, melocotón y pera.
En Sankt Veit (San Vito), otro pequeño enclave medieval, muestra su castillo ducal, residencia del Duque Henrique V de Carintia, y los proyectiles que arrojaban los franceses durante la ocupación napoleónica. El modernísimo hotel Fuchs Palast, diseñado por el pintor Ernest Fuchs, destaca por su llamativa fachada de colores. En su interior aparecen estancias recreadas por el artista.
Todo en el sur de Carintia es admirable. Un espacio agradable para visitar. Pueblos medievales, montañas, lagos, una espectacular gastronomía, paisajes, y todo muy ecologista y limpio, que hacen las delicias de los turistas, vayan en pareja o en plan familiar.
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TEXTOS Y FOTOS: JOSÉ CARLOS DUQUE / MERCEDES ACERO. WWW.LOMEJOR.COM
Con la colaboración informativa de:
Elke Maidic. Responsable del Ente regional del Turismo de Carintia.
Markus Strutz. Region de Klagenfurt.
Mag. Robert Görzer.
Eva Pirolt. Tourismusverein Mittelkärnten.
Susanne Schlager. Austriaguides.